Podridos ante la pantalla

El trailer de Rotting in the sun, la tercera película de Sebastián Silva, lo vi por primera vez en Mubi. Las personas que curan el contenido en esta plataforma de películas independientes la promocionaron como una tragicomedia queer o algo por el estilo. Supongo que le pusieron esta etiqueta porque los dos protagonistas son gays y, también, porque en el primer acto aparece en pantalla un largo desfile de vergas en una playa nudista. Pero cuando vi la película, me pareció evidente que lo queer era plenamente circunstancial, tan sólo parte de la caracterización de los personajes, que, además, son trasuntos autoficcionales del mismo Sebastián Silva y del influencer Jordan Firstman. Por eso, lo primero que diré de Rotting in the sun es que no es una película queer y que los temas medulares son, en cambio, el hartazgo, las pantallas y los ciclos autodestructivos. En lo que sí acertaron los curadores de Mubi es en que se trata de una tragicomedia, y yo agrego que, por momentos, es una tragicomedia bastante incómoda, oscura e incorrecta. 

Durante la primera mitad de la película vemos a un Sebastián Silva deprimido a niveles chocantes, casi “emos”. Sólo piensa en el suicidio y coquetea fuertemente con la idea de meterse una dosis mortal de pentobarbital, una sustancia que se consigue sin fórmula en la ciudad en la que se encuentra viviendo: México D.F. El tipo intercala lecturas de Ciorán con pases de ketamina, mientras se queja de la vida con su mejor amigo, que al mismo tiempo es su rentista Airbnb y una especie de agente artístico. La soltura con la que Sebastián Silva se burla de sí mismo le da carta blanca para burlarse de todos los demás, en especial de Jordan Firstman, el coprota auto-ficti de esta particular película híbrida. Firstman es un influencer bastante vacuo, conocido en las inmediaciones del algoritmo por ser una especie de diva drogadicta, promiscua e “importaculista”. 

El primer acto y la mitad del segundo se centran, entonces, en este director de cine y artista plástico deprimido hasta el tuétano, pero que, cuando se ve a punto de morir ahogado en la playa nudista, se esfuerza todo lo posible por sobrevivir. En este punto nos desnudan una de las verdades temáticas del protagonista: él no es realmente un suicida. El elemento principal con el que lo caracterizan, además del consumo continuo de k, es su adicción a las pantallas. La vida de Sebastián se escapa en el discurrir de stories anodinas en Instagram y siente deseos de morir porque está atrapado en una prisión que no comprende o cuyos barrotes no puede ver a simple vista. 

Justo en el punto medio de la película, Sebastián muere en un accidente bastante patético. Ocurre mientras busca un sofá para Jordan, quien pronto vendrá a su apartamento a trabajar en la escritura de una serie para HBO. Sebastián carga desde la bodega de la terraza el sofá con la ayuda de la Señora Vero, la señora del servicio del Airbnb en el que vive. Debido a un descuido de ambos, Sebastián cae desde la terraza y se estrella contra el suelo de un patio interior del edificio. Así, sin esperarlo, el guión nos deja sin protagonista. Esta estructura es bastante atípica porque es arriesgada y puede alienar al espectador. El primer director en usarla fue Alfred Hitchcock, en su película Psicosis. Otra película contemporánea que usa esta estructura es Next Sohee, la cual reseñé recientemente. 

Durante la segunda mitad, la Señora Vero, ahora protagonista, intenta ocultar el cuerpo de Sebastián, pues siente que lo ocurrido es su culpa y que la policía podría incriminarla. Las líneas argumentales cambian de golpe y se descentran de las preocupaciones, muy de persona del primer mundo, de Sebastián, para transformarse en problemas de clase, propios de la realidad de la Señora Vero. Esto ocurre de forma magistral y sutil. Rotting in the sun es , entonces, una película conformada por dos mediometrajes que se intersecan en el punto medio. Jordan, quien había sido coprotagonista durante la primera parte, se transforma ahora en el antagonista de la Señora Vero, pues está obsesionado con entender qué pasó con Sebastián y por qué lo dejó metido con su proyecto de serie para HBO. A través de las pantallas, Jordan performa su desamor, pues cree que Sebastián le está sacando el cuerpo, nada más. Y es también a través de las pantallas que la metamorfosis de Jordan en Sebastián empieza a ocurrir. 

Rotting in the sun es una película imperdible para quienes aman el guión y las artes dramáticas. No es gratuito que cuente con la participación del guionista Pedro Peirano, con quien Silva hace dupla creativa en casi todas sus demás películas, tanto en las autorales como en las comisionadas. Al ver Rotting in the sun, el espectador siente cómo todos los fantasmas modernos le jalan los pies. Hacen aparición en pantalla la gentrificiación, el exitismo, la ausencia de sentido y claro, también aparece, de forma protagónica incluso, esta red de espejos que proyectan sus reflejos distorsionados sobre nuestras vidas y sobre la inevitable cita que tenemos con la muerte, también.