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Civil war o el apocalipsis de la polarización

  • Writer: Camilo De fex Laserna
    Camilo De fex Laserna
  • May 13, 2024
  • 4 min read

Updated: Jun 11

Fotograma de la película Civil war
Fotograma de la película Civil war

Todas las películas de zombies fueron un entrenamiento técnico y narrativo para que se concibiera Civil war, una película que no es de zombies y que es, al mismo tiempo, el sumun de las películas de este género. Otra forma de decir lo mismo es que todas las películas de zombies trataban en realidad sobre la posibilidad de una guerra civil al interior del Imperio. Una pesadilla codificada. No es coincidencia que el guionista y director de Civil war sea Alex Garland, reconocido creador de 28 días después, una película de zombies que revolucionó este tipo de films. Tampoco es gratuito que la casa productora sea A24, reconocida durante los últimos años por crear películas en donde se llevan los géneros a sus posibilidades últimas.

Pensemos en el anverso realista del Género Z como tal, lo que representan sus elementos constitutivos. La imagen de una horda de muertos vivientes arrojándose contra las metralletas del ejército norteamericano es, en últimas, la representación de un posible levantamiento popular que podría destruir el estilo de vida norteamericano.


Fotograma de la película World War z
Fotograma de la película World War Z

En Civil war vemos ciudades vacías, autopistas repletas de autos abandonados y oxidados, edificios derruídos, pequeñas comunidades al borde de la hambruna y la sed crónica. Estos elementos, insisto, fueron sembrados y cultivados por las películas de apocalipsis zombie. Así mismo, la guerra entre civiles producto de la ausencia de gobierno es abierta, y los múltiples bandos tienen ideologías difusas. Estas imágenes que nos muestra la película de Garland son también, en parte, residuos oníricos de las imágenes producidas por las múltiples guerras que patrocinan los Estados Unidos, y que consumimos a través de CNN o de Fox News.


Un escenario de la película Civil war, que parece más el de una película de zombies.
Un escenario de la película Civil war, que parece más el de una película de zombies.

Esta película nos muestra las formas y los métodos de la guerra en las zonas de conflictos irregulares, como en Gaza, por ejemplo, pero dramatizadas en el país que, justamente, exporta la mayoría de las guerras. La disonancia que produce esta interpolación de escenarios es uno de los elementos más satisfactorios de la película.


Lee y Jessie justo después de un atentado suicida, reminiscente de las formas de resitencia de algunos combatientes de las guerras del medio oriente.
Lee y Jessie justo después de un atentado suicida, reminiscente de las formas de resitencia de algunos combatientes de las guerras del medio oriente.

Esta deconstrucción del género de zombies es protagonizada por tres periodistas de guerra. En el vértice más alto de este triángulo dramático, tenemos a Lee Smith, una fotoreportera de guerra curtida, que lo ha visto todo y ha perdido la sensibilidad. Su compañero, Joel, es un periodista cínico adicto a la adrenalina que produce cubrir la guerra. Por último está Jessie Cullen, una joven veinteañera que admira a Lee y quiere seguirla hacia el corazón de la guerra civil: la Casa Blanca. El deseo de Joel y de Lee es lograr una entrevista con el Presidente, quien se ha perpetuado en el poder, convirtiéndose así en dictador.


La estructura narrativa es la de una película de carretera con elementos clásicos de las películas de zombies, como ya dije antes. Durante su trayecto por las carreteras norteamericanas, los tres periodistas se encuentran con la atrocidad de la guerra, que es mucho más monstruosa que la del mismísimo apocalipsis zombie. La mayoría de las personas van armadas y usan el poder de sus fusiles —así como la ausencia de ley— para hacer lo que les da la gana. En ningún momento Garland plantea que los combatientes sean de derecha o de izquierda, buenos o malos. La polarización, típica en la guerra de los teclados actual, ya no aplica a este enfrentamiento campal de todos contra todos. Cada uno de los civiles que participa de forma activa o pasiva en la guerra, lo único que desea es sobrevivir.


Uno de los personajes secundarios más interesantes es este hombre que, en una época anterior a la de la película, pudo fácilmente ser un tirador en una secundaria norteamericana.
Uno de los personajes secundarios más interesantes es este hombre que, en una época anterior a la de la película, pudo fácilmente ser un tirador en una secundaria norteamericana.

A medida que los tres periodistas se acercan a Washington, se hace patente la carga temática de la película. Lo que plantea Garland es que, en ausencia de un ejercicio periodístico ético, la humanidad podría terminar en una guerra civil de escala insospechada.


Así como lo temático se despliega a medida que se acercan al corazón del enfrentamiento, en Washington, también se tensan los arcos dramáticos de los protagonistas. Mientras Lee se ablanda, harta de la insensatez de la guerra, Jessie, la novata, empieza a perder su sensibilidad y a ganar sangre fría, como si ambas fueran líneas que se intersectan y siguen su camino hacia el opuesto absoluto de la otra. El arco de Joel, sin embargo, es casi plano. La mayor variación del personaje se percibe, quizá, en el tono de la pregunta que le hace al Presidente cuando los soldados de las Fuerzas Occidentales toman el Capitolio. El cinismo de Joel se ha endurecido y se nota que no siente nada cuando los soldados eliminan al Presidente, como si se tratara de un dictador de algún país del Medio Oriente.


Joel y Jessie cubren la guerra civil
Joel y Jessie cubren la guerra civil

Con Civil war, Garland renueva también los tropos de las películas de guerra, como en su momento lo hiciera Coppola con Apocalipse now. Pero además, instala en su audiencia un potente mensaje antibélico, sin las connotaciones polarizantes de las ideologías que hoy están en pugna en las pantallas de nuestros celulares y a través de ellas. Civil war, entonces, llega al imaginario público en un momento crucial de nuestra Historia, un momento en el que el periodismo responsable es lo único que podría salvarnos. 

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