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Comedia romántica electoral

  • Writer: Camilo De fex Laserna
    Camilo De fex Laserna
  • Jan 18, 2022
  • 5 min read

Updated: May 12, 2024


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Long Shot puede ser una pésima película (y lo es), pero al menos se puede vanagloriar de haber inaugurado un sub-sub-género hasta ahora impensado: la Comedia Romántica Electoral. Quizá Long Shot también sea la última (gran) Comedia Romántica Electoral, pero eso sólo el tiempo lo dirá. En la cinta conocemos a Fred Flarsky (El Enamorado, de aquí en más El Sufragante), caricatura de un hipster gringo-judío que trabaja en medios de comunicación alternativos, a quien despiden por un conflicto ético e ideológico respecto al grupo económico que recién ha comprado el pequeño periódico virtual para el que escribe; y de forma paralela conocemos también a Charlotte Field (El objeto del deseo, de aquí en más El Poder), Secretaria de Estado de la USA quien al enterarse de que su jefe ha decidido declinar a la idea de reelegirse para un segundo periodo, lo convence de que le dé a ella el aval para ser la primera Presidente de los Estados Unidos de América (hasta aquí una introducción somera a los engendros bidimensionales llamados Fred Flarsky y Charlotte Field. Además el detonante de toda la basura que vendrá). Pues bien, Fred renuncia al trabajo pero no encuentra otro, vemos entonces algunas referencias subtextuales a la precariedad laboral que también se vive en los Estados Unidos. Deprimido por su condición laboral, Fred decide llamar a su mejor amigo: Lance, Negro, 37 años, exitoso y jefe en una start-up de algo que nunca aclaran. En su oficina Lance le da el día libre a todos los empleados porque su amigo está aburrido y necesita emborracharse (flexibilidad laboral). Todos celebran. El judío y el negro atacan la calle y terminan en una gala de beneficencia a la que la Secretaria de Estado también debe atender, por cosas de midiosito. En la pista de baile las miradas de Fred y Charlotte se enganchan y nos enteramos tras un incidente de huida (clásico en las Comedias Románticas) que Charlotte fue en algún momento la niñera de Fred cuando eran niños y que un evento vergonzoso/sexual/divertido los ata en el pasado. Charlotte lo manda a escoltar hasta el palco y se reencuentran después de tantos años, ante la sorpresa de Fred de que ella lo recuerde. Diálogos medio sonsos pero desde la actuación sí se nota que hay una suerte de química. Entra en escena El Villano, de aquí en más: La Corrupción. Su nombre es Parker Wembley, un magnate de esos que tienen varios medios de comunicación a su servicio, especulador financiero además y que es justo el tipo que compró el periódico virtual para el que escribía Fred con el fin de anularlo políticamente. La Corrupción interrumpe la conversación pues quiere pedirle unos favores al Poder. El Poder se niega heroicamente aunque con incómoda coquetería, pero dicha interrupción la obliga a cortar su conversación con El Sufragante, sobre esos buenos tiempos en los que ella era su niñera y tenía todas estas expectativas sobre cambiar el mundo y bla bla bla. La relación de Fields y Flarsky en el pasado, en el escenario de “la secundaria” (ese cantón simbólico que parece no acabársele a los gringos) es una de las jugadas más inteligentes de esta película, debo aclarar: a la hora de camuflar su discurso ponzoñoso en la forma de una Comedia Romántica. Ella era popular. Él no. No voy a dar un curso de María la del Barrio 101, al menos no en esta ocasión, pero todos sabemos que el perdedor/pobre siempre se queda con la reina del prom, es un clásico. Lo otro es que en este flashback vemos a Charlotte como una niña nerd, idealista, rubia y blanca (¿encarnación de un prototipo gringo perdido?) que se esfuerza porque quiere llegar a una instancia de poder desde donde pueda cambiar (en abstracto) al mundo. Lo que quiere decir: cualquier ciudadano americano puede llegar hasta lo más alto si así lo desea. Charlotte se aleja al interior de su cordón de seguridad y el anfibio Wembley se va y se sienta en una mesa con otros batracios igual de desagradables. Flarsky lo enfrenta en un acto heroico, le dice lo basura que es, pero en su retirada se cae por las largas escaleras que ascienden al palco olímpico, se saca la mierda y queda capturado en video para posterior viralización. Pero a Charlotte le queda sonando ese tal Fred Flarsky, -ese judío gordito jocochón con principios pero torpe-; no podría ser de otra manera ya que estamos en una Comedia Romántica, imposible violar el código. Agarremos entonces al cliché de la mano y sigamos adelante. El Poder cita a El Sufragante (quien ahora que empieza la campaña electoral se convierte en Objeto de deseo) a sus oficinas en pleno centro del D.C. Le dice que quiere que escriba sus discursos para su campaña presidencial, pues ha leído sus columnas y está de acuerdo con su postura ideológica. Él dice no confiar en los de su clase. Pero ella es distinta, dice Field, de hecho el centro de su agenda política será salvar al planeta tierra y acabar con el cambio climático...la niña rubia exploradora tiene delirio de Capitán Planeta. Ella es buena, no es como los otros, ella quiere salvarnos a todos. Es una Hillary Clinton joven, bonita y carismática ¿qué podría salir mal? Además sería la primera presidenta de los Estados Unidos, algo histórico, insiste Field. El Sufragante es convencido, en gran medida porque está secretamente enamorado de El Poder.

El desarrollo de la cinta se centra en los viajes en los que Fred debe acompañar a la Secretaria de Estado en cumbres y vainas así muy elegantes y la disonancia entre ese mundo y el atuendo y actitud informal de Fred como hipster medio pobretón, lo cual darán espacios y momentos para la supuesta comedia, o ese sucedáneo gringo de la misma. En una ocasión Field quiere cambiar un discurso, ya que entra en conflicto con los intereses de uno de sus aliados, pero El Sufragante se rebota y dice que va a renunciar si cambia el discurso, lo que hace reconsiderar a Field y decide leer el discurso tal cual estaba pensado. En esos viajes, y bajo el pretexto de conocer su lado humano para escribir mejores discursos, Fred se acerca mucho a Charlotte y ambos se enamoran y toda la joda. Esconden la relación porque no puede ser que la futura presidente salga con un hipster don nadie, luego al final de su veraneo se pelean porque ella lo quiere cambiar para poderlo presentar como su novio en sociedad, él la manda a fritar tajadas, ella sale con el Primer Ministro Canadiense para aumentar su popularidad pero es un acartonado ahí, y ella quiere es al real Fred Flarsky, al ciudadano medio-pensante del común. Quien descubre su relación con el gordito es Wembley, pues hackeó su computadora y grabó un video donde se dicen cosas cochinas por teléfono y otro en el que se hacía la paja escuchando un discurso de FIeld. La Corrupción tiene una buena mano, pero entonces, en una locución muy importante donde Charlotte habrá de renunciar a todos sus principios en pro de la dignidad de Fred, decide, en un acto de nuevo heroico, develar toda la conspiración en la que la han involucrado y cuenta su secreto (que tiene un novio don Nadie y que pronto liberarán en internet un video de él pajiándose). Pero en vez de afectarla, el electorado aplaude este maridaje entre mujer poderosa y hombre del común, asumen de forma jocosa la paja del muchacho, ella gana las elecciones, Fred se vuelve el primer hombre de la nación, toma el apellido de su esposa, hace cosas progresistas y Estados Unidos vuelve a ser una nación “buena” y “resplandeciente”. FIN

Todo esto para decirles que hay que estar atentos a las Comedias Románticas Electorales. Bien sean en la pantalla o en la vida real.


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