top of page

Cover de Estrella del Alba, de Wu Ming 4

  • Writer: Camilo De fex Laserna
    Camilo De fex Laserna
  • Mar 13
  • 7 min read

Updated: Mar 13


ree

Uno de los recuerdos más preciados que tengo de mi viaje a Madrid, hace tres años, es un ejemplar de Estrella del alba, de Wu Ming 4, publicado por Editorial Machado. Lo compré en la sede de la librería Traficantes de Sueños, cerca de Tirso de Molina, y recuerdo perfectamente esa sensación de otoño que no se decide a enfriar mientras caminaba por la calle del Duque del Alba, con el libro ya empacado en una bolsita de papel. También recuerdo que me pareció un buen augurio la coincidencia entre el título del libro y el nombre de la calle, y me encomendé graciosamente a la estatua del Ángel Caído, el lucero del alba, que había visitado días atrás en El Retiro. En fin, es un libro que viene impreso de mucha exterioridad, pues aquella vez en Madrid viví eso que Joseph Knecht, el protagonista de El juego de abalorios, llama "despertares". Justo después de la pandemia, ese viaje me hizo sentir vivo de nuevo. Hace poco hice un ejercicio corto de mímesis estructural, eso que aquí suelo llamar cover, de esta novela. Quería probar el punto de vista en tercera persona, limitado pero saltarín, un estilo que muchos atribuyen su invención a Virginia Woolf en Mrs Dalloway, y que suelen nombrar "estilo indirecto libre". El ejercicio se transformó en el inicio de un cuento que pronto, cuando termine otro en el que estoy trabajando, terminaré. Como el estilo resultante me gustó, quería compartir el fragmento, por acelerado y porque hace tiempo no publico nada aquí. Pero antes, quería hablar un poco sobre el autor, sobre Wu Ming 4. Su nombre verdadero es Federico Guglielmi y es parte de la Wu Ming foundation, que es una de las últimas autorías colectivas que se desprendieron de Luther Blisset. Este último fue un alias multi usuario que usaron muchos artistas y activistas durante la década de los noventas, uno de los intentos más honestos por poner en crisis la idea de autoría, o al menos la noción romántica del autor como un espécimen "fuera de serie". Algunos críticos afirman que el proyecto Blisset fue el último coletazo de las vanguardias del siglo XX. Una retaguardia que ahora vuelve a ser punta de lanza en manos de estos cinco escritores italianos que conforman la Wu Ming foundation.

Sin más, aquí va mi cover, mi apropiación estructural del estilo indirecto libre de Wu Ming 4.


La plataforma nacional


Cuando pasó a la última diapositiva, apareció de nuevo el diagrama de transducción palabra/video en la pantalla. La instructora Morales miró de reojo a los asistentes e hizo énfasis usando su tono más irónico. 

—Pueden creerse escritores, artistas, poetas, o como quieran ponerse en el currículum, pero si no interiorizan este diagrama, si no son precisos en la formulación de los prompts, las imágenes que produzcan saldrán chuecas y sin alma. Visto así, los hispanohablantes estamos en desventaja frente a otros idiomas que, debido a su concreción, se acoplan mucho mejor al ensamblaje de prompts. El inglés, por ejemplo, o el alemán.  

La instructora miró a un punto impreciso en el centro de la sala de juntas para evitar las miradas emocionadas y casi suplicantes de la mayoría de sus aprendices. Tomó un sorbo del té negro que tenía sobre la mesa de teca y continuó. 

—Esta precisión depende en gran medida de la elección de los verbos y verboides que formarán el núcleo del prompt. Por eso les he dicho muchas veces que el nuestro es un arte de la «acción». Cuando le damos dimensión a un escenario o cuando caracterizamos a un personaje, lo que hacemos en realidad, más que describir o exponer, es «accionar» el modelo de lenguaje para que éste, a su vez, espolee al generador de imágenes. En el centro de este código “rector” están los verbos, nada más y nada menos. Por eso hago tanto hincapié en que estudien especialmente las modalidades verbales y sus accidentes— Sin dejar de hablar presionó el botón de retroceso en el control remoto hasta llegar a la diapositiva sobre poiesis —. Pero eso no significa que lo estilístico y las figuras literarias particulares de cada uno de ustedes no sean importantes, por el contrario. Por algo están en el cuarto de escritura de la Plataforma Nacional. De hecho nuestro modelo de lenguaje siempre está hambriento de nuevas metáforas y hace variaciones significativas en el código audiovisual que luego produce el generador de imágenes, así que no hay que dejarlas de lado. Cuando el operador, el modelo de lenguaje y el generador de imágenes se sincronizan, surge entonces esa gran serie o película que el país espera de ustedes. Lo que me lleva al tercer punto crucial. 

La instructora Morales apagó el proyector y se puso de pie frente a la mesa de conferencias con los puños apoyados sobre ésta.  

—Pueden creerse autoras, poetos, como quieran llamarse o auto-percibirse…pero en realidad ustedes son simples funcionarios públicos. Los escogimos por sus particularidades narrativas y poéticas, sí, pero buscamos de ustedes universalidad, viajabilidad y globalismo. La Plataforma Nacional genera contenido colombiano para un público principalmente colombiano, pero también iberoamericano y mundial, no lo olviden. Entonces créanse lo que quieran, pero ustedes, mientras trabajen para el Estado, son tan sólo eso: funcionarios. ¿Entendido?

La sala de conferencias quedó en un silencio tenso de donde no brotó ningún tipo de afirmación. Ella aprovechó la pausa para aplanar una arruga de su blázer gris de corte asimétrico. 

—¿Entendido?

Los aprendices asintieron de forma desorganizada, pero esto fue suficiente para la instructora Morales. 

—Si quieren ascender en el escalafón de la plataforma, deben, sobre todo, entender este punto. Bueno, eso es todo por hoy señores, señoras, señorites…o como sea. 

Desconectó el cable HDMI de su portátil y lo guardó en un maletín de cuero. Se despidió con un gesto circular y voluminoso que acompañó con una sonrisa seductora, justo antes de salir de la sala de conferencias. Los aprendices se levantaron de la mesa de teca medio atontados y salieron directo a la cafetería del primer piso. Muchos habían trasnochado en la fiesta de estreno y necesitaban café y comida. Se organizaron de forma apelmazada en torno a la mesa de buffet, envueltos en múltiples conversaciones que eran a la vez la misma. 

Milena notó que los síntomas del guayabo regresaban de golpe, pero fingió que estaba mejor que los demás. 

Teo se coló en la fila justo a su lado. Milena intentó ignorarlo, pero sabía que ninguna táctica disuasiva funcionaría con él. Agarró una bandeja y fingió naturalidad. 

—Me gusta cuando la profe se pone toda burocrática y habla de la PNC y del Estado casi en éxtasis religioso, le queda muy bonita toda esa pose mística. Parece una monja-ejecutiva-comunista, o algo así…de hecho creo que el blázer que llevaba puesto es de esa colección Communal Sanctity de Balenciaga… 

Habían llegado a la zona de café en donde la fila se detuvo.

—Al grano, Teo. Estoy muy enguayabada y vos das muchas vueltas. 

Él se escondió tras una sonrisa desganada. 

—¿No ha vuelto a considerar lo que le propuse? 

Teo enfrió su mirada para causar un contraste con la sonrisa que nunca podía apagar. Milena creía que este gesto definía en gran medida lo que él era: un adicto a la aceptación.  Su última serie en la Plataforma Regional Central había obtenido 1’.287.409 me gusta. 

—Si nos agarran nos joden. Terminaríamos escribiendo copys para la secretaría de cultura de alguna ciudad de provincia de mierda. 

—...dijo la manizalita. 

Milena no quería caer en la trampa regional, así que guardó unos segundos de silencio para organizar la siguiente línea. Recién había notado que quería vomitar. Escuchó sus palabras a lo lejos. 

—Es justo eso. Mi peor pesadilla es terminar en el departamento de copys de la secretaría de cultura de Manizales. Ese pueblo es muy godo y no pienso vivir ahí ni cagando. 

—Qué pesadilla cualquier secretaría, o peor aún: ¿Se imagina terminar en el Ministerio de Cultura? Yo sé que la mejor opción es la PNC y entiendo el miedo a que nos boten de aquí. Pero es que no tienen registro de los metrajes que salen del transductor. Es decir, no tienen cómo darse cuenta. Y usted tiene acceso a la sala púrpura. 

Teo sabía jugar para el equipo nacional sin dejar de lado sus jugadas individuales, algo común en el proletariado artístico del Estado. Era uno de esos burócratas del espíritu que todavía querían trascender a la autoría. Milena sabía cómo se sentía vivir en esa contradicción. Era bastante agotador. 

—No sé Teo, igual creo que ya no tengo clara mi peli, entonces ni sé para qué usar el transductor. 

Teo cambió de tema a la altura de las carnes curadas. 

—¿Qué piensa del paro de los niños? 

Tomó una lonja de chorizo y una de salami, y las puso sobre una tajada de pan de quinua. 

—Usted que es el adicto al noticiero, ¿por qué no me cuenta? 

Teo resopló y desvió su mirada hacia los anchos ventanales, fingiendo indiferencia ante su comentario. 

—Pues, anoche vi por TV al que se hace llamar Argelino; tiene once años apenas. Explicó que su movimiento busca reducir la mayoría de edad a los trece años para poder trabajar y hacer luca para largarse lo más pronto de la casa de los papás y culiar sin tapujos…así lo dijo el muchachito, no me mire raro…yo estoy igual de sorprendido que usted. La cosa es que hablaba de una forma muy estructurada, que ni yo ni usted hablamos así como ese pelaito, le aseguro. Citaba leyes y todo. 

Teo mordió el sánduche y antes de tragar se puso lívido. Salió del edificio casi corriendo. 

Con las arcadas el cielo se comprimió y las nubes perdieron su forma momentáneamente, el mareo se transformó en una entidad que hurgaba en su interior. Un instante después vació el contenido de su estómago sobre el andén. El sonido de un par de copas que chocan, la mirada amistosa del Ministro de cultura, el asco ahora camuflado en la resaca. Un escalofrío recorrió a Teo de forma serpenteante. De rodillas ante una jardinera, expulsó lo último que le quedaba de sus jugos gástricos. Se sentó en el andén a mirar a los ciclistas que regresaban de sus lugares de trabajo. El ambiente burocrático de la noche anterior infiltraba el instante y no lo dejaba percibir nada más que aplausos, risas sobreactuadas y los flashes de las cámaras que azotaban las pieles. Recostó su cabeza sobre las manos y cerró los ojos. 

Comments


© 2023 by Train of Thoughts. Proudly created with Wix.com

bottom of page