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El culto a los estándares

  • Writer: Camilo De fex Laserna
    Camilo De fex Laserna
  • Aug 5, 2021
  • 5 min read

Updated: May 12, 2024


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El otro día Lena me estaba hablando de sus mejores amigas (las únicas que tiene): Duscha, Katya y Diego. Viven juntas desde hace un par de años en una casa vieja en un barrio de inmigrantes. Se conocieron por casualidad el verano de ese año en un concierto de PJ Harvey al que todas asistieron por su cuenta. Diego, me contó, es un muchacho ecuatoriano con el que salió un tiempo después de aquel julio extraño que vivieron tras conocerse en el toque de Polly Jean. Terminaron siendo sólo amigos para cuando llegó el invierno y desde entonces viven con Duscha y Katya. Él es escritor, como yo, y fue gracias a él que Lena me desencriptó los archivos .docx. Diego la convenció de que hiciera una excepción conmigo (excepción que terminó por costarle su empleo en el contact center hacker donde trabajaba, vale recordar). Se me ocurre que Diego imaginó lo jodido que sería perder sus escritos y por eso se solidarizó con el escritor sudaca (yo). Aunque seguro hacía mucho tiempo los tenía alojados en algún disco duro en la nube con buena seguridad anti-ramsomware, por recomendación de Lena.


Las cuatro son estudiantes universitarias y rebuscan la luca en el mercado de las lanzas libres. Son mercenarias como yo, aunque ellas son de una generación que lo hace de formas nuevas que envidio y no comprendo mucho, la verdad. A medida que Lena me describía a sus amigas no podía dejar de pensar en las mías, con quienes también comparto casa y quienes también “mercenarean” a su manera tercermundista. Hablamos un buen rato sobre las semejanzas entre nuestros parches y lo fácil que es ser como alguien más al otro lado del mundo. Hace unos años, le conté a Lena, un amigo y yo salimos con la idea de que cualquier personalidad se puede describir en 16 tags y hasta ahí llega cualquier pretensión de ser único y especial. Por ejemplo: hombre heterosexual, black metalero, estudiante de filosofía, gamer, extrovertido, bebedor, vegano, periquero, ansioso, ciclista, hijo cariñoso, viajero, hablador, escritor, hijo único y sadomasoquista. Es una exageración, pero a veces me parece que no, le dije a Lena. Por momentos me parece que la complejidad que percibimos en nuestras máscaras es tan sólo una ilusión generada por la recombinación de 16 tags. Lena estaba en desacuerdo, pues, aunque coincidía en que las personas teníamos rasgos genéricos, siempre está esa huella única que es la vida de cada quien tal cual sucede, algo irrepetible por más similar que sea a la de otros. Ese mismo día mencionó por primera vez el test de las 16 personalidades, un tema que se convertiría en una de nuestras obsesiones compartidas. El test estaba muy de moda entre las personas del contact center, me dijo, es como una nueva forma de horóscopo y couching laboral al mismo tiempo.




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Hice el test esa misma noche. Me dio mucha piquiña la jerga empresarial presente en cada una de las preguntas, pero por pura curiosidad llegué hasta el final y obtuve mi resultado. Me reservaré en cuál de las 16 personalidades encajo porque dicho arquetipo me describe demasiado bien y no quiero que nadie me conozca tanto. La exactitud del test me dejó un poco paniqueado. Cuando me pasa algo así en alguna de las recámaras del internet, prefiero investigar para quitarme la incomodidad de encima, y eso fue justo lo que hice. Según lo que consulté el test de las 16 personalidades es el hijo ultra capitalista y medio defectuoso de unas teorías jungianas (en el sentido pendejo de la palabra) del siglo pasado. Seguro por eso el test tenía esa precisión que sólo logran los arquetipos, paradójicamente. Lena me ayudó a buscar la información legal sobre los dueños del dominio de la web de 16 personalidades. Se trata de una empresa inglesa que se llama Employment Annalitycs e investiga con big data formas de mejorar los procesos de selección de personal en empresas. Al parecer la web funciona como un focus group masivo en donde Employment Annalitycs perfecciona un algoritmo (jungiano) que reemplazará a todos los sicólogos que trabajan en recursos humanos. Esta revelación nos sorprendió mucho a Lena y a mí.


Ese mes me subscribí a muchos grupos en Facebook en donde la gente alardea de su MBTI (indicador Myers-Briggs, que vendría a ser el origen de estos inventarios tipológicos de personalidad). Tienen miles de suscriptores y los posts fluyen a gran velocidad día a día. En estos grupos se discute si los ENFP son odiados por todos, como los Leo, o si una persona ENTP puede salir con una ISFJ, o si se puede confiar en que un ISFP haga planes concretos para la vida, etc. Las siglas que describen las personalidades obedecen a 8 dicotomías: Extroversión-Introversión, Sensorial-Intuitivo, Pensamiento-Emocional y Calificador -Perceptivo. Un sistema rudimentario si lo comparamos con el de los 16 tags. Lo más curioso es que en estos grupos de Facebook se lleva el efecto Forer (falacia de validación personal) a su mayor expresión. Los usuarios no sólo adoptan su nuevo signo tecno-zodiacal-laboral como parte de sí mismos, sino que llegan al límite de la caricatura y transforman su estándar arquetípico en algo más plano que el Moe de las últimas 12 temporadas de Los Simpsons. Un fenómeno brutal de aplanamiento de personalidad, le dije a Lena la última vez que hablamos. Ella estaba terminando de animar un logo para una ONG suiza y no tenía tiempo para obsesionarse con los test de personalidad, ni con nuestra teoría paranoide sobre la creación exitosa de un nuevo paradigma mítico-laboral, por parte de una empresa de datos inglesa que pronto, cuando todo el mundo se convierta en un call center gigante, estaría por encima de Amazon e incluso de Google. Lo único que me respondió fue que al menos las 16 personalidades son cuatro más que los signos zodiacales. Y sí, al menos son cuatro más.



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Tras mi incursión en estos grupos de Facebook ya no estoy seguro si cualquier personalidad es un estándar, o si en cambio son singularidades que se estandarizan en la malla social. Últimamente las identidades son una nueva geografía de conquista y esto pareciera ir en contra de la noción de estandarización. Quizá lo que suceda es que cada vez aparezcan más y más personalidades desbloqueadas, pero en contraposición se hagan más simples y desmenuzables. Por mi parte seguiré creyendo únicamente en el horóscopo de las chocolatinas Jet (si busco un poco de consejo y/o precognición) y en el sistema de alineación de Calabazos y Dragones para moldear mi personalidad dentro de estándares. En ese sentido, creo que quisiera en los próximos años desarrollar una personalidad Caótico-Neutral (o bien sea sub-anárquica) para pasarla mejor en la vida en general.

Dato curioso: según los resultados del test de 16 personalidades Lena y yo somos compatibles, es decir: estándares complementarios. Hasta ahora nunca nos hemos visto los rostros.



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